Una reunión cualquiera, una frase de banqueta y una verdad universal: la vida se va rápido.
Entre el humor del Filósofo de Güémez y la serenidad estoica de Marco Aurelio, la enseñanza es la misma: recordar que todo termina nos enseña a vivir mejor.
La vida es como el papel de baño
Lo que un emperador y un ranchero tienen en común
Cierta vez, en una junta, alguien lanzó una de esas frases que parecen ocurrencia de banqueta pero encierran más verdad de la que uno quisiera:
“La vida es como el papel de baño:
entre más se acerca al final,
más rápido se va.”
Todos reímos, pero quien lo dijo insistió en lo serio del mensaje.
A mí me quedó resonando. Suena a chiste, sí, pero tiene algo de esas máximas del Filósofo de Güémez: simples, terrenales y directas al corazón.
Mientras pensaba en eso, recordé un libro que releo cada año: Meditaciones, de Marco Aurelio.
En él, el emperador romano habla del concepto Memento Mori —“recuerda que vas a morir”.
Dos mundos distintos, misma enseñanza: la vida se acaba, así que hay que saborearla mientras se tiene.
“No actúes como si fueras a vivir diez mil años.
La muerte te ronda.
Mientras vivas, mientras sea posible, sé bueno.”
— Marco Aurelio
La conclusión es simple:
no hacen falta rituales solemnes ni discursos profundos para recordar que los días se nos van.
Basta con una chispa de conciencia de vez en cuando.
Porque cuando lo tienes claro, disfrutas distinto lo cotidiano: un abrazo, una broma, un atardecer.
Y entonces la vida, sin ser más larga, se vuelve mucho más rica.
¿Quién es el Filósofo de Güémez?
Personaje del folclore mexicano popularizado por Guillermo Martínez en los noventa.
Su sabiduría ranchera mezcla picardía y profundidad.
Detrás del humor, hay filosofía pura:
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“De dos que se suben a un caballo, por lo menos uno va atrás.”
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“El que madruga… encuentra todo cerrado.”
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“El que ríe al último… es porque no entendió el chiste.”
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Entre la ironía y la ternura, el Filósofo nos recuerda lo mismo que el emperador:
la vida es corta, y por eso mismo hay que disfrutarla con conciencia.
Recordar que la vida termina no es pesimismo, es lucidez.
Vive con atención, ríe con ganas, y haz que cada día valga.
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Referencias
Marco Aurelio. (2008). Meditaciones (Trad. Juan Manuel Rodríguez Tobal). Alianza Editorial.
Martínez, G. (1994). El Filósofo de Güémez. Editorial Diana.