Relación con el cliente en el modelo ágil
La razón de ser de las organizaciones son los clientes. Sin un grupo de personas que requieran de esos servicios o productos no hay necesidad de existir. Ellos son el punto clave en la gestión de negocios ágil, pero está aún poco explorado.
Cuando el cliente se convierte en la razón de ser del negocio, se privilegia la entrega de valor anticipado a estos como una forma de reconocer que por él se trabaja y es una parte importante de toda la cadena de producción. El adquirente también es tomador de decisiones que transforman la entrega final y por eso en el modelo ágil se procuran la confianza, la comunicación y las entregas de avances constantes.
El cliente ideal de un negocio ágil no solo está pendiente del proyecto, sino que debe ser consciente del marco ágil que va a regir el trabajo del equipo. La Segunda Ley de Denning para una transformación ágil, que habla acerca de que las empresas deben girar alrededor del cliente, también hace referencia a que participe continuamente en el proceso de desarrollo del proyecto.
Lograr esto requiere que se le explique cuál es la filosofía de la organización y, por ende, la manera de desarrollar un proyecto. Es un primer paso para involucrarlo en el método ágil y sacarlo del papel pasivo o ansioso que algunos rentadores de servicios adoptan. Además, darle a conocer el procedimiento hará que respete esa manera de trabajar.
Richard Tellería cuenta, en la revista SG Buzz, que desde su experiencia para involucrar al cliente con el método ágil primero la organización debe estar completamente segura de su agilidad en la gestión y no es solo un intento mal ejecutado, ya que “si el cliente no entiende, no quiere, no cree” no hará uso de esa forma de trabajo. Para Tellería, los clientes comprometidos necesitan entender bien qué es Ágil.
Las empresas que han logrado llevar de una manera adecuada la filosofía Ágil, su relación con el cliente es más cercana y humana, sobre todo entre este y el equipo que lleva el proyecto. Su cercanía implica una comunicación constante y efectiva donde ambas partes entiendan lo que el otro quiere y necesita. Fortalecer una relación con el cliente facilita el diálogo, lo que ayuda a que el producto final sea lo más cercano a lo que pidió y también es más probable que actúe comprensible cuando el trabajo se complica.
Cuando el cliente ya está familiarizado con los métodos ágiles, buscan negocios con esta filosofía porque les gusta la transparencia, la entrega de valor anticipada y porque tienen la posibilidad de participar activamente en los requisitos y sabe los detalles de cada paso en el proceso, por lo que tiene una estimación del costo final del proyecto con cada avance entregado.
Estos atractivos en la agilidad de negocios están siendo cada vez más demandados por las organizaciones que buscan anticiparse al tsunami de cambios que se vive en el mundo empresarial.