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Análisis sistémico del liderazgo auténtico: 8 rasgos que marcan la diferencia

 

Curado por Jorge Valdés Garciatorres

 

“Liderazgo es salir de un territorio conocido (la realidad)

 hacia otro territorio que no conoces.

Sal de tu zona de confort y ten el coraje

de saltar al futuro emergente que es incierto.”

Otto Shcarmer

 

Hace años que me apasiona el tema de liderazgo, he leído cualquier cantidad de libros y artículos alrededor de este apasionante concepto. Entre mis conclusiones más importantes es que un verdadero líder fomenta la actitud de liderazgo en el mundo que lo rodea. Enfatizo la actitud, más que la habilidad porque a lo largo de mi carrera he tenido la fortuna de conocer mucha gente inspiradora, sin embargo, a muchos de ellos, teniendo la habilidad de liderar, les ha faltado la actitud.

El liderazgo muchas veces se confunde con autoridad o fuerza, el enfoque auténtico tiene un camino diferente: conectar primero, y liderar después. Este artículo se inspira en la propuesta de Cuddy, Kohut y Neffinger en “Connect, Then Lead”, la cual enfatiza que la influencia efectiva comienza con la calidez y la empatía, no con la fuerza o la competencia. A lo largo del liderazgo, la capacidad de conectar genuinamente con las personas a nuestro alrededor —estableciendo confianza y un terreno común— resulta ser el factor diferenciador que impulsa la colaboración y el éxito.

Este enfoque plantea que, para influir y liderar de manera auténtica, un líder primero debe ser percibido como alguien cálido, comprensivo y digno de confianza antes de mostrar su fuerza y competencia. En otras palabras, el liderazgo auténtico tiene que ver con ser humano antes de ser profesional.

Como lo sugiere la investigación, los líderes que proyectan competencia sin haber construido una base de confianza tienden a generar miedo y respuestas disfuncionales en sus equipos. En contraste, aquellos que comienzan mostrando calidez logran que sus colaboradores se sientan seguros, conectados y dispuestos a aceptar sus ideas.

Por eso, este artículo busca analizar ocho rasgos fundamentales del liderazgo auténtico que te ayudarán a no solo ser un líder fuerte, sino uno que las personas elijan seguir voluntariamente. En un enfoque sistémico del liderazgo, es fundamental entender cómo estos rasgos se conectan entre sí para crear un entorno donde la autenticidad, la confianza y la colaboración puedan prosperar. Así que, comencemos por conectar y después liderar, y descubramos por qué estos ocho rasgos te diferenciarán.

  1. Autoconciencia: Conócete a Ti Mismo

Un líder auténtico es alguien que sabe quién es. Está completamente consciente de sus fortalezas, debilidades, prejuicios y emociones, y usa ese conocimiento para crecer y ser mejor. La autoconciencia no significa ser duro contigo mismo—significa entender quién eres para poder liderar a otros de manera efectiva.

Otto Scharmer, en su libro Theory U, habla de la importancia del concepto “Presencing” que es la fusión de dos conceptos estar presente y sentir (en otras palabras, cultivar la presencia profunda) como una forma de conectar con nuestro yo interior y ser conscientes de nuestras emociones y acciones (Scharmer, 2016, p. 135). Esta conciencia es fundamental para el liderazgo auténtico.

Imagina liderar un equipo sin saber cómo respondes bajo presión. ¿No crearía esa incertidumbre confusión y estrés? Los líderes autónomos entienden sus disparadores y patrones emocionales, y trabajan activamente en ellos. Esta inteligencia emocional ayuda a crear un entorno seguro y predecible para sus equipos. Cuando un líder se conoce a sí mismo, es más fácil empatizar y entender a los demás.

Álvarez de Mon (2002) menciona cómo Viktor Frankl, durante su tiempo en los campos de concentración nazis, fue capaz de encontrar sentido incluso en el sufrimiento extremo, lo cual lo ayudó a mantenerse firme y ayudó a otros a encontrar esperanza. Esta profunda autoconciencia le permitió soportar la adversidad y liderar con compasión.

Otto Scharmer habla de la importancia de la “Presencing” (presencia profunda). ¿Cómo podrías cultivar una mayor conciencia de ti mismo para conectarte mejor con tu equipo?

  1. Honestidad: La Base de la Confianza

Una de las características más críticas de un líder auténtico es la honestidad. Los líderes honestos no engañan, no esconden y ciertamente no manipulan la verdad para servir sus propios intereses. Su honestidad es lo que establece la base de la confianza en sus relaciones. Ya sea que estén hablando con su equipo, stakeholders, o incluso con competidores, la honestidad construye puentes. Crea una cultura donde la transparencia prospera y la gente se siente segura de dar lo mejor de sí.

Como menciona John Maxwell en Intentional Living, “La gente compra al líder antes de comprar la visión” (Maxwell, 2015, p. 67). La honestidad es el primer paso para que la gente compre al líder.

Imagina trabajar para alguien que siempre oculta información o, peor, distorsiona los hechos para parecer mejor. No pasaría mucho tiempo antes de que la confianza se rompa, y una vez perdida, es increíblemente difícil de reconstruir. Los líderes honestos reconocen que la transparencia no se trata de tener siempre respuestas perfectas, sino de ser veraces con la información que se tiene. La honestidad invita al respeto, y cuando la gente te respeta, está dispuesta a dar ese extra.

Álvarez de Mon (2002) relata cómo la honestidad de líderes como Nelson Mandela, incluso después de salir de prisión, fue fundamental para promover la reconciliación en Sudáfrica. Mandela compartió abiertamente las dificultades y sus deseos para el país, logrando construir una atmósfera de confianza y esperanza en una nación dividida.

¿Cómo podrías ser más transparente con tu equipo hoy mismo?

  1. Autenticidad: Lo Que Ves Es Lo Que Hay

Es simple—las personas se sienten naturalmente atraídas por los líderes que son genuinos. Los líderes auténticos no llevan máscaras ni intentan ser alguien que no son. No están interesados en jugar un rol; están interesados en ser fieles a sí mismos, aunque eso signifique mostrar vulnerabilidad.

Robert Greenleaf en Servant Leadership describe que los líderes auténticos lideran sirviendo primero, siendo ellos mismos sin pretensiones y actuando con empatía (Greenleaf, 1977, p. 21). Esta autenticidad hace que los demás también se sientan cómodos siendo genuinos.

Cuando los líderes se presentan de manera auténtica, permiten que los demás hagan lo mismo. Los miembros del equipo se sienten seguros de traer todo su ser al trabajo—lo bueno, lo malo y lo feo. Saben que su líder no está usando una fachada, y se sienten más cómodos siendo honestos sobre sus desafíos y oportunidades de crecimiento. Este nivel de autenticidad también fomenta la creatividad, ya que las personas tienen menos miedo de compartir ideas innovadoras.

En Desde la adversidad, Álvarez de Mon (2002) destaca cómo Nelson Mandela, al mostrarse vulnerable y hablar abiertamente de sus años de prisión, fue capaz de transformar un ambiente de desconfianza en uno de apertura y reconciliación. Este ejemplo muestra cómo ser auténtico no solo fortalece la confianza, sino que también impulsa el crecimiento colectivo.

¿Cuándo fue la última vez que mostraste tu vulnerabilidad en el trabajo? ¿Cómo impactó eso en tu equipo?

  1. Consistencia: Cumplen lo que Prometen

 La consistencia puede parecer mundana, pero es uno de los rasgos de liderazgo más subestimados. Los líderes consistentes cumplen con sus compromisos—no importa cuán grandes o pequeños sean. Esta consistencia es lo que construye la confianza con el tiempo. Si dices que harás algo, hazlo. Si haces una promesa, cúmplela.

Este rasgo también juega un papel vital en cómo tu equipo te percibe. Cuando los líderes son impredecibles o inconsistentes, los equipos gastan demasiada energía tratando de adivinar qué vendrá después, lo que puede crear ansiedad innecesaria. La consistencia establece las bases para la estabilidad, y la estabilidad permite a los equipos concentrarse en sus objetivos sin distracciones.

Álvarez de Mon (2002) cuenta la historia de Winston Churchill, quien durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de las enormes dificultades, se mantuvo consistente en su mensaje de resistencia y determinación. Esta consistencia fue clave para mantener la moral alta tanto en su equipo de gobierno como en toda la nación británica.

¿Cómo podrías demostrar más consistencia en tus acciones para fortalecer la confianza de tu equipo?

  1. Impulso por el Propósito: Una Visión que Inspira

 Los líderes auténticos inspiran a otros al tener una visión convincente. Estar impulsado por un propósito significa que trabajas por algo más grande que sólo las ganancias o los indicadores de desempeño. El propósito da significado a las largas horas, a las decisiones difíciles y a los sacrificios. Sin un sentido de propósito, el liderazgo puede sentirse vacío y se vuelve más difícil motivar a los que te rodean.

Como señala Otto Scharmer en Theory U, “El liderazgo no es sobre llegar a un objetivo preestablecido, sino sobre permitir que el mejor futuro posible emerja” (Scharmer, 2016, p. 198). Este impulso por el propósito es lo que inspira a los equipos y los motiva a alcanzar metas más altas.

Piensa en los líderes más impactantes a lo largo de la historia. ¿Qué tenían todos en común? Tenían una visión clara—algo más grande que ellos mismos—que inspiró a las personas a unirse a su misión. Los líderes impulsados por el propósito articulan esa visión y hacen que su equipo sienta que están trabajando hacia algo significativo. Ya sea construir un producto que cambie vidas o crear una cultura laboral inclusiva, tener un sentido de propósito siempre te diferenciará.

En Desde la adversidad, Álvarez de Mon (2002) menciona cómo Martin Luther King Jr., con su visión de igualdad y justicia, logró inspirar a miles de personas a unirse a la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Su capacidad para compartir su propósito de manera apasionada y auténtica fue lo que motivó a otros a seguirlo y a trabajar incansablemente por la causa.

Otto Scharmer habla del “futuro emergente”. ¿Qué visión inspiradora está tratando de emerger en tu liderazgo?

  1. Inteligencia Emocional: El Poder de la Empatía

Uno de los rasgos más profundos de un líder auténtico es la inteligencia emocional. Es más que estar consciente de tus propias emociones—también se trata de estar en sintonía con los sentimientos y necesidades de los demás. Los líderes emocionalmente inteligentes saben cómo leer una sala, reconocer los desafíos que enfrentan los miembros de su equipo y extender cuidado y apoyo genuino cuando es necesario.

Álvarez de Mon, menciona que “La empatía es la capacidad de conectar con la otra persona y hacerle sentir que sus emociones son comprendidas” (Álvarez de Mon, 2002, p. 112). Esta conexión emocional es lo que distingue a un líder que simplemente manda de un líder que realmente inspira.

La empatía es lo que te permite crear conexiones reales y significativas con las personas a las que lideras. Es la diferencia entre ser un jefe y ser un líder. Cuando las personas saben que entiendes sus luchas, se vuelven más comprometidas e invertidas. Un equipo que se siente visto y escuchado siempre superará a uno que se siente descuidado o incomprendido.

Álvarez de Mon (2002) destaca cómo Madre Teresa de Calcuta lideró con una profunda empatía por los más necesitados. Su capacidad para conectar con el dolor de los demás y ofrecer consuelo sin juzgar fue lo que la convirtió en una líder influyente y admirada en todo el mundo.

¿Cómo puedes practicar la escucha empática, una herramienta clave en la Teoría U de Otto Scharmer, con cada miembro de tu equipo esta semana?

  1. Humildad: Confianza Sin Arrogancia

Los líderes auténticos irradian confianza, pero lo hacen sin llegar a la arrogancia. Están cómodos consigo mismos y pueden admitir cuando están equivocados, reconocer las contribuciones de los demás y pedir ayuda cuando es necesario. No se ven a sí mismos por encima de su equipo, sino como una parte de éste.

Como lo expresa Greenleaf, “El líder servidor se preocupa más por el bienestar de los demás que por su propia posición” (Greenleaf, 1977, p. 25). Esta actitud refleja humildad y genera respeto genuino de parte del equipo.

La humildad también significa estar dispuesto a compartir el protagonismo. Un líder humilde no acapara el crédito; reconoce el esfuerzo colectivo que conlleva lograr el éxito. Entienden que el liderazgo no se trata de ser la persona más inteligente en la sala, sino de facilitar la sabiduría colectiva del grupo.

Álvarez de Mon (2002) narra cómo Ernest Shackleton, durante su expedición a la Antártida, siempre puso a su tripulación primero. Esta humildad y disposición para servir fue lo que le permitió mantener al equipo unido y motivado en circunstancias extremadamente adversas, logrando salvar a toda su tripulación.

¿Cuándo fue la última vez que permitiste que alguien más brillara? ¿Cómo podrías crear más oportunidades para que tu equipo florezca?

  1. Ética: Liderar con Integridad

El último rasgo—y ciertamente no el menos importante—es liderar con integridad. Los líderes auténticos tienen una fuerte brújula moral. Toman decisiones basadas no sólo en lo que es fácil o beneficioso para ellos, sino también en lo que es correcto para su equipo, sus clientes y su organización.

Maxwell en Intentional Living menciona que “El carácter no se desarrolla en la comodidad, sino en los momentos difíciles cuando decidimos hacer lo correcto” (Maxwell, 2015, p. 82). Liderar con integridad significa hacer lo correcto, incluso cuando es difícil.

En Desde la adversidad, Álvarez de Mon (2002) comparte la historia de Dietrich Bonhoeffer, quien se opuso al nazismo y fue ejecutado por su resistencia. A pesar del riesgo, Bonhoeffer se mantuvo firme en sus principios y fue un ejemplo de integridad y coraje en tiempos de extrema adversidad.

En el mundo actual, donde las líneas entre lo correcto y lo incorrecto a menudo parecen difusas, liderar con ética distingue a los líderes auténticos. Se trata de ser justo, tratar a las personas con respeto y defender lo que crees, incluso cuando no es popular. El liderazgo ético proporciona un sentido de seguridad. Las personas saben dónde te posicionas y entienden que tus valores son innegociables. Esto crea una base para un éxito sostenible a largo plazo.

¿Cómo podrías asegurar que tus decisiones reflejen siempre tus valores fundamentales, incluso bajo presión?

Uniéndolo Todo

Entonces, ¿qué aspecto tienen todos estos rasgos cuando se ponen en práctica?

Imagina un líder que se despierta cada mañana con una visión clara de lo que quiere lograr y una genuina motivación para ayudar a su equipo a llegar allí. Comunica con honestidad, compartiendo no sólo los éxitos sino también los desafíos. Es consistente en sus acciones, para que su equipo sepa que puede contar con él. Toma decisiones alineadas con sus valores, sin comprometer su integridad por ganancias a corto plazo.

Es emocionalmente inteligente, percibiendo cuándo alguien en su equipo necesita apoyo extra. Es humilde, reconociendo los esfuerzos de su equipo y contribuyendo a  que otros tomen la iniciativa cuando es apropiado. Y lo más importante, lidera con autenticidad—lo que ves es lo que hay.

Ser un líder auténtico no es fácil, pero el impacto es profundo. Se trata de crear una cultura de confianza, respeto y propósito compartido. Se trata de elevar a otros e inspirarlos a ser lo mejor de sí mismos, no mediante el miedo o la intimidación, sino mediante la conexión, la compasión y la convicción.

Lo que hace al liderazgo auténtico tan poderoso es su efecto de onda. Cuando los líderes ejercitan su función de manera auténtica, crean una cultura donde los demás se sienten seguros para hacer lo mismo. La autenticidad se vuelve contagiosa. Las personas que trabajan para líderes auténticos se sienten inspiradas para asumir la responsabilidad de sus roles, tomar decisiones con integridad y liderar a otros con empatía. En otras palabras, tienen la habilidad y la actitud de liderazgo.

El impacto no se detiene a nivel del equipo. Se extiende a clientes, socios e incluso a la comunidad. El liderazgo auténtico construye confianza, y la confianza es la piedra angular de cualquier relación exitosa. Los clientes quieren hacer negocios con organizaciones que encarnen estos rasgos. Los socios quieren colaborar con personas que lideran con propósito e integridad. La comunidad quiere apoyar a líderes que genuinamente se preocupan.

Por supuesto, ser un líder auténtico no significa que no enfrentarás desafíos. Habrá momentos en los que la honestidad signifique dar noticias difíciles, cuando la consistencia signifique mantener una decisión impopular, o cuando la humildad signifique hacerse a un lado aunque duela el ego. El liderazgo auténtico no se trata de ser perfecto; se trata de ser real, incluso cuando es difícil.

En momentos de desafío, recuerda que la autenticidad no es solo una estrategia de liderazgo—es una forma de vivir. Se trata de comprometerte a ser la mejor versión de ti mismo, día tras día. Cuando tu equipo te vea navegar situaciones difíciles manteniéndote fiel a tus valores, te respetarán aún más.

Si estás leyendo esto y piensas, “Me encantaría ser un líder auténtico, pero ¿por dónde empiezo?”—no te preocupes. La autenticidad no es algo con lo que se nace; es algo que se cultiva con el tiempo.

Comienza siendo honesto contigo mismo. Reflexiona sobre tus fortalezas y debilidades. Está dispuesto a buscar retroalimentación de quienes te rodean, incluso si es incómoda. Practica la consistencia—si dices que harás algo, asegúrate de hacerlo. Lidera con empatía tomando el tiempo para entender por lo que están pasando los miembros de tu equipo. Celebra tus éxitos, pero no temas admitir cuando has cometido errores.

Actúa con un propósito claro. Pregúntate, ¿por qué haces lo que haces? ¿Qué impacto quieres lograr? Y finalmente, mantén siempre fiel a tus valores. Deja que ellos guíen tus decisiones, especialmente cuando la presión sea fuerte.

El liderazgo auténtico no es una palabra de moda. Es una forma poderosa de liderar, de conectar y de crear un cambio duradero. Se trata de presentarse todos los días como uno mismo—sin máscaras, sin fachadas—e invitar a otros a hacer lo mismo. Se trata de ser honesto, consistente, impulsado por el propósito e inteligente emocionalmente. Se trata de liderar con humildad e integridad.

Los ocho rasgos que discutimos hoy—honestidad, autoconciencia, autenticidad, consistencia, impulso por el propósito, inteligencia emocional, humildad y ética—no son solo cualidades de liderazgo. Son la base de grandes relaciones humanas, tanto dentro como fuera del lugar de trabajo. Cuando abrazamos estos rasgos, no solo nos convertimos en mejores líderes—nos convertimos en mejores personas.

Así que, esforcémonos por liderar con autenticidad. No solo por nuestros equipos o nuestras organizaciones, sino por el futuro que queremos crear juntos. Seamos el tipo de líderes que inspiran a otros a ser su mejor versión, simplemente siendo nosotros mismos.

Y recuerda, la autenticidad puede ser rara, pero eso es precisamente lo que la hace poderosa. Abracemos, celebremos y lideremos con ella cada día.

Referencias

  • Álvarez de Mon, Santiago. (2002). Desde la adversidad: Liderazgo, cuestión de carácter. Pearson Educación.
  • Lugo Orio Phd, Entrevista a Santiago Alvarez de Mon, Owl Institute, https://youtu.be/2vm_rmOpu6c?feature=shared
  • Cuddy, A. J. C., Kohut, M., & Neffinger, J. (2013). Connect, Then Lead. Harvard Business Review.
  • Greenleaf, Robert. K. (1977). Servant Leadership: A Journey into the Nature of Legitimate Power and Greatness. Paulist Press.
  • Maxwell, John. C. (2015). Intentional Living: Choosing a Life That Matters. Center Street.
  • Scharmer, C. Otto. (2016). Theory U: Leading from the Future as It Emerges. Berrett-Koehler Publisher

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