El arte de la virtud o la práctica ágil de reforzamiento de hábitos personales
“Con la intención de adquirir el hábito de todas estas virtudes, juzgué que sería bueno no distraer mi atención al intentar todo de una vez, sino fijarla en una de ellas a la vez”
Benjamin Franklin
1706 – 1790
Autobiografía
El inicio
Por alguna extraña razón el domingo 21 de octubre amanecí muy reflexivo. Baby (así le digo a mi esposa) me había estado insistiendo por varias semanas, sino meses, que la acompañara a caminar, actividad a la que me había negado sistemáticamente por estar “ocupado”. Esa mañana caí en cuenta que el tiempo se nos está pasando como agua entre las manos y que estoy perdiendo la oportunidad de dedicarle tiempo de calidad a mi pareja por cosas que en realidad no son más prioritarias en la vida.
En esa reflexión, caí en cuenta de que mis fechas fatídicas (digamos que un Guadalupe – Reyes extendido), estaban a la vuelta de la esquina y que esto amenazaba con seguir agregando algunos kilos a mi figura.
Las fechas fatídicas son un periodo de celebraciones concatenadas que, en mi caso, van del 11 de noviembre al 11 de enero de cada año. Esas fechas las hemos celebrado en familia por lo menos los últimos 27 años, prácticamente la mitad de mi vida. En ese periodo, siempre he sucumbido al canto de las sirenas y sin importar nada, siempre acabo pagando una factura muy alta: Subir de dos a tres kilos. Quienes no me conocen, ya se habrán formado una imagen mental de mi silueta.
Derivado de las reflexiones que hice ese día, caí en cuenta de que, con la coyuntura del cambio de horario “tendría una hora más de tiempo”, por lo que decidí dedicar al menos 40 minutos diarios para salir a caminar, sin “luca” nuestro querido perrito, con mi esposa.
El 29 de octubre salimos a caminar por primera vez en la mañana y nos hemos mantenido más o menos constantes desde entonces. Es decir, hay semanas en que las actividades de ambos no nos dan para hacerlo diario, sin embargo, nos las hemos arreglado para caminar al menos 40 minutos, 3 días a la semana y hay semanas en que hemos ido 5 días. Nunca hemos ido los 7 días de la semana.
Algunas señales
Por ahí dicen que cuando decides hacer algo y de verdad te comprometes a ello, el universo conspira para que logres tener éxito. Hay mucha gente que no comulga con esto, sin embargo, personalmente puedo compartir 4 o 5 historias que en mi caso, dan cuenta de que sucede algo mágico cuando verdaderamente tomas decisiones firmes hacia alcanzar algo.
Me regreso en el tiempo unos años, cuando en 2011 compré el kindle para tratar de iniciar mi propia transformación digital en cuanto a mis hábitos de lectura (con éxito muy moderado a la fecha). En aquel entonces recuerdo haber descargado un libro que inicié a leer pero no terminé ni la décima parte. El libro en cuestión es la autobiografía de Benjamin Franklin.
Volviendo a la época actual y después de haber decidido hacer caminatas matinales con Baby, al surfear por la red, no estoy seguro de donde, tomé nota de un artículo que refería al sistema de creación de hábitos descrito por Benjamin Franklin en su autobiografía. Recuerdo haber pensado… “si sigo con este ritmo de caminatas, prometo revisar el libro que tengo empolvándose en kindle”.
Hace un par de días, leí un tweet de una persona que sigo, en donde, por alguna razón, estaba hablando de su proceso para cambiar hábitos y nuevamente citó como fuente de inspiración a Benjamin Franklin.
Al leer ese tweet caí en cuenta que esto era una clara señal de que yo mismo debía ir a consultar la fuente. Y así lo hice.
Resultados después de dos meses
Lo único que medí en este periodo de tiempo fue mi peso. ¿Cómo lo mido? El 29 de octubre, después de mi primera caminata, anoté mi peso. Los viernes de cada semana, después de bañarme, me subo a la báscula y, simplemente recuerdo si subí o baje en relación con lo que recuerdo haber pesado la semana anterior. No lo escribo en ningún lado.
Sin embargo, el 1ro de enero me llevé una grata sorpresa (diría gratísima, pero ya verán). Resulta que al comparar mi peso del 29 de octubre con el del inicio de año (también anotado), me di cuenta de que he bajado 6 kilos. En realidad había bajado 8.5 kilos. Lo sé porque, como ya había dicho, cada semana nos pesamos. Sin embargo, después de la ceremonia de pesaje más reciente, me di cuenta de que las fechas fatídicas me hicieron recuperar 2.5 kilos que ahora a ver como me saco de encima.
Mirando hacia a atrás, a dos meses de haber tomado la decisión firme de dedicar 40 minutos diarios a caminar con Baby y de haber alcanzado esos resultados, mi conclusión es que ha sido reconfortante y transformativo en muchos sentidos.
Un beneficio adicional es que, cuando empecé a bajar de peso, cobré conciencia de lo que estaba comiendo y como consecuencia, también empecé a cuidar mi alimentación, por lo que he estado a semi-dieta: Disminuí el pan, la tortilla y los alimentos azucarados, además de beber agua sola regularmente y respetar mis horarios de comida.
Además, recordé la promesa que me había hecho de ir a checar mi kindle. Así que decidí dar el siguiente paso: Revisar la bio de Ben Franklin para ver qué podía aprender.
Lo que aprendí
Después de engancharme con la lectura de la autobiografía de Franklin, que no deja de fascinarme. He estado meditando al respecto. Estoy convencido de que la técnica de Ben para dar seguimiento a las virtudes y/o hábitos, es una buena práctica de crecimiento personal.
Benjamín plantea lo que en mi mundo (el de la consultoría en Desarrollo Organizacional) sería algo así como un sistema ágil de fortalecimiento de virtudes o hábitos o, bien, un mecanismo ágil para la adopción de virtudes o hábitos. A esto Franklin, en su libro, le llama “el arte de la virtud”, de ahí el título de esta entrega.
En mi proceso de revisión – reflexión – adopción, me he dado cuenta de que el sistema que propuso Ben entre 1771 y 1790, estaba muy adelantado a su época pues en él integra algunos de los principios de business management, que empezaron a ser más relevantes durante la administración científica 130 años después y que incluso 200 años después algunos están siendo integrados en el mundo de buenas prácticas de gestión, como en el caso de agilidad de negocios.
En síntesis, lo que propone Franklin en su biografía, es un sistema en el que habiendo listado las virtudes que quieres alcanzar, te pongas a medir diariamente tu habilidad para mantenerlas. Que empieces con pocos hábitos y que vayas incorporando nuevos conforme los primeros hayan sido arraigados, pero que, sobre todo, no dejes de llevar un registro de lo que haces cada día.
De hecho, si lo vemos con ojo de consultor, lo que le da connotación de sistema a la propuesta de Franklin es ese proceso de identificación de elementos interrelacionados, el registro de resultados, la reflexión y los ajustes al sistema en función de los aprendizajes. Por otra parte, el sesgo que vi de agilismo es que Franklin plantea “sprints” semanales para incorporar cada virtud. La lista de Franklin se compone de 13 virtudes, por lo que propone 4 “releases” cada año. Es decir cada 4 semanas, incorporaba un nuevo conjunto de hábitos.
En la siguiente entrega… mi proceso personal de adopción de la práctica ágil para fortalecer mis hábitos, basado en la biografía de Benjamin Franklin.