El problema de no abrir la boca en las reuniones
Existen diversas barreras que impiden hablar con franqueza en un entorno laboral, desde el miedo a ofender a alguien, hasta preferir guardar silencio para no sentirse avergonzado.
Las reuniones de trabajo en donde se requiere retroalimentación para resolver un problema o tomar decisiones importantes, muchas veces se llenan de verdades a medias, silencios sepulcrales o adulaciones engañosas. Todo lo anterior, a pesar de que la cultura de la organización fomente la comunicación abierta.
Y es que el origen del problema es tan profundo como la misma condición social del ser humano, la cual, nos impide decir la verdad a quien percibimos en una posición de más poder. No se trata de que una persona decida mentir, muchas veces esto ni siquiera pasa por su mente, más bien se enfoca en cuidar lo que saldrá de su boca para no quedar mal en medio de una reunión importante.
En el libro “Creativity Inc.” de Ed Catmull, presidente y cofundador del estudio de animación Pixar, menciona lo siguiente: “…Hay muchas razones para ser cuidadoso con lo que dice, quiere ser educado, quiere respetar y adherirse a lo que los demás dicen y no quiere pasar vergüenza o parecer que tiene todas las respuestas. Antes de hablar, por muy seguro que esté, usted se preguntará: ¿es una buena idea o una estupidez? ¿Cuántas veces puedo decir algo tonto antes de que los demás empiecen a dudar de mí? […]No es que usted quiera ser deshonesto o no comunicar su opinión a los demás. En esta etapa, ni siquiera está pensando en ser franco. Está pensando en no quedar como una idiota.”.
Creo que más de uno nos hemos identificado con el texto de Ed Catmull. En ocasiones, el suavizar las palabras para procurar no ofender, cambia por completo el contexto del mensaje que queríamos comunicar. A veces, simplemente decidimos guardar silencio para no comprometernos con lo que decimos.
Cuidar las palabras para no herir susceptibilidades por supuesto que es importante, sin embargo no podemos simplemente quedarnos callados ante algo relevante que debe ser comentado. Si en verdad se busca tener una autentica retroalimentación por parte del equipo de trabajo es necesario encontrar un balance entre la franqueza y la cortesía. Pero para llegar a este balance, antes se debió de haber trabajado en crear un ambiente que brinde total libertad de expresión y en donde todas las opiniones sean validas.
Nuestros colaboradores deben estar convencidos que pueden expresar con total libertad sus opiniones sin sentirse intimidados, para esto, como líderes podemos y tenemos la obligación de implementar mecanismos que rompan cualquier tipo de barreras de comunicación, esto puede ir desde cosas tan simples como la forma de distribuir los asientos en las reuniones de trabajo o incluso el mismo lugar para realizar las reuniones. Si las reuniones siempre se llevan a cabo alrededor de una mesa donde en una de las cabeceras se sienta la persona de mayor rango, con mirada intimidatoria y apariencia de juez, ¿crees que tu equipo tendrá los ánimos para opinar?
Las barreras de comunicación pueden comenzar a derribarse con pequeños cambios que tendrán un efecto positivo en la retroalimentación y generación de nuevas ideas. Una vez derribadas las barreras, la comunicación debe ser franca sin necesidad de ser cruel ni destructiva. Y por último, quien recibe la retroalimentación debe estar abierto a las críticas sin ponerse a la defensiva.
“Créame, usted no debería estar en una empresa en la que se vea más franqueza en los pasillos que en las salas de reuniones…” – Ed Catmull.
Sobre el autor: Omar García