Kitcel: Reutilizadora de unicel
“Después de dos años de mucho trabajo, muchas sonrisas y varias toneladas de unicel reutilizado… Llegó el momento de despedirnos.” Con este mensaje, publicado el 24 de abril del 2016 en su página de Facebook, el equipo de Kitcel anunciaba el fin de sus operaciones.
En la mayoría de los casos, las personas no hacemos conciencia de la cantidad de basura que generamos, mucho menos de a dónde va a parar y cuánto tiempo tardará en degradarse. Por fortuna, Marissa Cuevas no es como la mayoría. Ella reflexionó sobre todo este ciclo que debe recorrer la basura, se enfocó en el unicel, un material que es un gran problema en los rellenos sanitarios, y todo esto dio pie a la fundación de Kitcel, Recicladora de Unicel.
Marissa Cuevas, fundadora y directora de Kitcel, nos cuenta cómo surge su interés en el unicel…
“Me empecé a interesar por la basura, su manejo, el ciclo y demás. Ahí me di cuenta que el unicel es un material que pocas personas lo están trabajando, que no tiene valor todavía en el mercado y que es un gran problema en los rellenos sanitarios”.
Un artículo que había leído sobre la creación de nuevos productos a partir de la reutilización del unicel la motivó a recuperar este material que se usaba a diario en la oficina de su trabajo anterior, para así, comenzar a producir de manera artesanal, en su casa y como un pasatiempo, barniz y pegamento. En el algún punto de este proceso artesanal, Marissa se dio cuenta que esto era a lo que se quería dedicar.
La idea de transformar el unicel fue bien aceptada por el público en general, era raro que alguna persona no se asombrara del trabajo que estaba haciendo Marissa, por lo que poco a poco más personas se querían sumar al equipo de Kitcel, personas que compartían la convicción de que esto podría generar un cambio.
Estas muestras de empatía hacia Kitcel, no solo se quedaron en los cientos de comentarios que pueden presumir en su página de Facebook, pues se tradujeron en algo en concreto cuando Kitcel solicitó apoyo a inicios de 2015 para su campaña de fondeo colectivo en Fondeadora y gracias a las aportaciones de más de cien personas lograron superar su meta inicial y recaudaron 81 mil pesos, dinero que ocuparían para estabilizar la infraestructura, acelerar la investigación, difundir el producto, posicionar su marca y comprar un reactor que les permitiera aumentar su producción.
El haber cumplido con éxito su campaña de fondeo colectivo, era un reflejo de que su proyecto estaba siendo validado y bien recibido por las personas. Pero Marissa nos cuenta que también es necesario validar el producto, y es algo que le hubiera gustado saber con anticipación:
“Creo que es muy importante, y esto es algo que quisiera haberlo sabido antes, diferenciar entre validar un proyecto y validar un producto. El proyecto es la idea, es el concepto, es todo lo que tú te imaginas que puede ser, y claro, ese siempre estaba validado por todos. Pero el tema era que la única manera de que este proyecto se volviera rentable y que pudiera seguir floreciendo, era si el producto era suficientemente bueno como para venderse a una industria…”.
El barniz, fue por mucho tiempo el principal producto de Kitcel. Aunque era bueno, no existía un mercado que les permitiera crecer exponencialmente y las limitaciones técnicas eran demasiadas. Fue en ese momento que Marissa se dio cuenta que se habían desviado de su principal objetivo: “Tuvimos que regresar a la idea inicial, para decir ‘un momento, no lo estamos haciendo por el barniz, nuestro objetivo nunca fue vender barniz, nuestro objetivo era reciclar unicel’. Estaba tan obsesionada con hacer un buen barniz que perdimos la dimensión, no era barniz en un principio, podrían ser miles de cosas”.
Aunque en los últimos meses el equipo de Kitcel trabajó en desarrollar otros productos a partir de las lecciones aprendidas con el barniz, Marissa tomó una decisión valiente y decidió cerrar su empresa. Aunque para muchos, esto puede parecer un fracaso, la filosofía de Marissa Cuevas nos vuelve a demostrar que aquellas personas que se animan emprender, tienen ciertas cualidades que los vuelven diferentes al resto: “Un fracaso es todo y nada, tú puedes decidir qué haces con ese fracaso, si es algo que te hunde o si es algo que te ayuda a crear nuevas cosas”.
Hoy Marissa se encuentra trabajando aun en el proceso de cierre de Kitcel, convencida de que vienen nuevos proyectos y con los consejos de su padre en la mente: “Las personas nacen emprendedoras y cualquier otra cosa que quieran hacer sería imposible”.
Sobre el autor: Omar García