Escucha activa
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La escucha activa, una perla en un mar de sonidos

Por: Ivette Rosales H.

La comunicación es uno de los retos más importantes para todo ejecutivo y más aún para los líderes de proyectos para lograr que las cosas se hagan, ya que no es simplemente enviar un mensaje” señala José Luis Pérez, colaborador de Proyectum Guatemala en un su artículo Descubre la clave de la comunicación efectiva, y como bien lo dice “no es simplemente enviar un mensaje, sino que involucra el entendimiento por parte de quien o quienes reciben el mensaje”. Sabemos que dentro del círculo de la comunicación además del emisor, necesitamos un mensaje, un código, un contexto y dentro de esta esfera quiero situarme en el receptor, aquí es donde integramos la escucha activa.

El 60% de nuestro tiempo la pasamos escuchando, pero solo retenemos el 25% de lo que escuchamos y la escucha es la principal forma por la que experimentamos el flujo del tiempo desde el pasado hasta el futuro, lo comenta Julian Treasure, profesional de la escucha, en una conferencia TED llamada 5 maneras para escuchar mejor.

Una definición que podemos encontrar en el diccionario de la Real Academia Española dice que oír es percibir con el oído todos los sonidos y escuchar, es poner atención a lo que se oye; de esta forma todos podemos oír pero pocos hemos desarrollado la habilidad para escuchar.

El psicólogo estadounidense humanista Carl Rogers que ha tenido gran influencia en la psicología y psicoterapia así como en la educación, fue quien desarrolló el concepto de escucha activa, definiéndola como una habilidad del ser humano para escuchar de una manera consciente. Por lo tanto la escucha activa implica estar totalmente concentrados en el mensaje que la otra persona intenta comunicarnos, este tipo de escucha requiere el esfuerzo de nuestras capacidades cognitivas y empáticas.

La mayoría de las veces creemos que somos buenos escuchando, pero cometemos más errores de los que nosotros pensamos, por ejemplo, estamos distraídos mientas el otro nos habla, interrumpimos a nuestro interlocutor más de una vez, incluso juzgamos y queremos imponer nuestras ideas, no ponemos atención a sus sentimientos o a su comunicación no verbal y debemos aceptarlo, terminamos contando nuestra propia historia en vez de terminar de escucharlo.

Cuando tenemos una escucha activa podemos establecer un contacto visual, mostrando que tenemos interés en lo que la otra persona está expresando; una sonrisa ligera asegura que estamos recibiendo bien la información, mostrando empatía, lo motivaremos  a seguir hablando; nuestra postura corporal es importante dentro de la escucha activa, el mirroring o reflejo automático de cualquier expresión facial de nuestro hablante puede ser una señal de escucha atenta.

Algunos consejos que dan los profesionales para mejorar nuestra capacidad de escucha son, tres minutos de silencio al día como ejercicio, ayuda para recalibrar los oídos; de entre una mezcla de ruido, intenta descifrar cuántos canales individuales percibes dentro de esa mezcla, por ejemplo, en una cafetería cuántos sonidos puedes percibir y por último, disfruta los sonidos, estamos envueltos en ellos todo el tiempo y pueden ser agradablemente interesantes.

No olvidemos que la escucha es fundamental para cualquier persona o profesional, al tener una escucha activa tendremos una comunicación efectiva en todos los sentidos.

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