Por qué nos importa la competitividad
La semana pasada se publicó el Índice de Competitividad Global de este año y todo mundo quería saber qué sitio ocupa su país, si cayeron o escalaron lugares, pero pocos fueron quienes se detuvieron a entender qué significa este Índice, qué le dice a los gobiernos, a las empresas y las personas.
Hablar de competitividad es relevante porque es uno de los factores clave para crecer económicamente. El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) la define como “el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país”.
Pero independientemente de la definición, productividad es la palabra clave para entender qué es la competitividad.
Lo que hace el Foro es investigar cuáles son los potenciadores de la capacidad productiva, luego ven cómo está cada país en cada rubro para medir su nivel de competitividad.
Conocer los potenciadores y el lugar que ocupa el país donde operan en el Índice, le sirve a los países, las empresas y las personas cómo crecer sus niveles de ingresos. Esta es la razón por la que tantos tomadores de decisión están pendientes del ranking del WEF, para tener un indicador del estado actual de su contexto inmediato y cómo revertirlo.
Algo que distingue el Índice elaborado por el Foro es que pone el foco sobre cómo la capacidad productiva de los países puede promover bienestar para población. La competitividad, explica el WEF, es un punto de partida importante porque contribuye a niveles de vida más altos y genera los recursos necesarios para objetivos sociales más amplios.
Durante 4 décadas el Foro Económico Mundial se ha dedicado a medir la capacidad de productividad de las naciones y las empresas. Este año el dato más relevante es la introducción de la Cuarta Revolución Industrial como un nuevo elemento de la definición de competitividad.
Este proceso en el que ya se encuentran las economías avanzadas, explican en el Índice del 2018, crea nuevas oportunidades para empresas, gobiernos e individuos, pero también es una amenaza porque puede acrecentar la desigualdad social y la brecha económica entre países y sociedades.
También dice que la actual Revolución Industrial enfatiza el papel del capital humano, la innovación, la capacidad de recuperación y la agilidad, como motores que definen el éxito económico en este nuevo proceso.
Los pilares de la competitividad
Hay 12 pilares que toma en cuenta el WEF para realizar su Índice. Estos reflejan la capacidad productiva de los tomadores de decisiones y el ecosistema. El crecimiento económico se sostiene por estas columnas:
● Instituciones.
● Infraestructura.
● Adopción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
● Estabilidad macroeconómica.
● Salud.
● Habilidades.
● Mercado de productos.
● Mercado laboral.
● Sistema financiero.
● Tamaño del mercado.
● Dinamismo empresarial.
● Capacidad de innovación.
Los retos para Latinoamérica y el Caribe
En el reciente Índice, Latinoamérica y el Caribe resultaron una de las regiones más desiguales entre los países integrantes. Mientras Chile y México están en el top de las 50 economías más competitivas del mundo, ocupan el lugar 33 y 46 respectivamente; Bolivia, Venezuela y Haití están en la cola de 140 naciones del ranking.
Por tercer año consecutivo Chile se mantuvo en el mismo sitio, mientras que México pasó del lugar 51 en 2017 al lugar 46 en 2018.
Latinoamérica y el Caribe están situados en el quinto lugar de 7 regiones, debajo de ella está el sur de Asia y África sub-sahariana. Este resultado indica que los países que componen el bloque necesitan ponerse a trabajar en aspectos clave para poder mejorar su capacidad para competir.
Necesitan dominar el concepto Cuarta Revolución Industrial y sus implicaciones. En consecuencia, tienen que invertir en TICs y capacitar al capital humano en habilidades digitales. Pero tampoco pueden pretender que la tecnología va a resolverlo todo.
También se requiere cambiar su mentalidad y virar hacia economías más abiertas. La definición de apertura, dice el Foro, debe mirar a los conceptos más allá del comercio, como: la libertad de las personas y el intercambio de ideas.
Otra de las claves para crecer su economía está en la adaptabilidad y agilidad de todos los actores involucrados, estos son: individuos, gobiernos y empresas.
Finalmente, el Índice sugiere que hay que apostarle a la cultura colaborativa porque anima a los empleados a crear, retarse y experimentar, es decir, innovar.
El Índice de Competitividad Global le explica a los líderes el estado actual de los potenciadores de la productividad para que se anticipen las tendencias económicas y sociales. Los tomadores de decisión tienen que tener una visión de futuro para lograr romper sus propias barreras y ser competitivos.
Sobre la autora: Kayleigh Bistrain.