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Proyectos de la NASA que nos brindan lecciones de cómo gestionar las comunicaciones en nuestros proyectos

Por: Omar García.

La gestión de la comunicación en los proyectos de la NASA ha sido un factor imprescindible para la consecución de importantes logros para la humanidad, como el conseguido en 1969 cuando el hombre llegó a la Luna. Pero también cuando se ha gestionado mal, ha provocado errores que han puesto en duda la credibilidad de la institución.

A lo largo de la historia de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, NASA por sus siglas en inglés, podemos encontrar historias sorprendentes de proyectos que han dado como resultado una mejor comprensión de la humanidad, de nuestro planeta y de nuestro lugar en el universo, entre muchos más aprendizajes.

Por supuesto que al analizar estos proyectos podemos encontrar lecciones aprendidas para aplicar a nuestros proyectos del día a día. En esta ocasión me he puesto a reflexionar sobre la manera en que se gestionaron las comunicaciones en dos proyectos de la NASA, los cuales al final de cuentas se pueden considerar exitosos, pero que uno de ellos tuvo un inicio complicado con fallas enormes.

La llegada del hombre a la luna

En 1961 el entonces presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy acudía al congreso para anunciar que antes de terminar la década de 1960 colocarían a un hombre en la luna y lo regresarían a salvo.

Alguien tenía que decirle al presidente Kennedy que las expectativas y los riesgos eran muy grandes, adicional a que, para ese momento, la experiencia de la NASA consistía solamente en un vuelo suborbital de 15 minutos.

El Dr. Robert Gilruth, quien en ese momento era director del Centro de Naves Espaciales Tripuladas, supo manejar la situación, inteligentemente habló con el presidente y de forma honesta le dijo: “No sé si esto es posible” y detalló la cantidad de recursos que la NASA necesitaría para poder cumplir la misión.

Este acercamiento honesto, pero no conflictivo, ayudó a que la relación con Kennedy iniciara con el pie derecho y no de manera tensa. Al final, ambos querían conseguir el éxito del proyecto.

Este enfoque proactivo para gestionar las expectativas desde un inicio ayuda a que los interesados de tu proyecto conozcan a detalle la situación real y estén conscientes de qué tan cerca o alejados están de conseguir los objetivos. Además de establecer los vínculos para que todos se vean como un equipo, que trabajan mutuamente por un mismo beneficio y no que luchan entre sí.

El telescopio Hubble

Uno de los instrumentos científicos que mayor impacto ha brindado al conocimiento humano es sin duda el Telescopio Espacial Hubble (HST), el cual fue puesto en órbita en abril de 1990.

Los involucrados en el proyecto sintieron alivio cuando por fin el telescopio se encontraba orbitando, pero esta sensación cambió a las pocas semanas cuando llegaron las primeras imágenes desde el espacio, las cuales se veían ligeramente borrosas, lo que provocó que fueran menos espectaculares, pero, sobre todo, que algunas misiones originalmente planeadas no se pudieran realizar. Este error significaba una vergüenza para la NASA e incluso para el gobierno de los Estados Unidos.

Un error de cerca de un milímetro en uno de los aparatos ópticos era el causante de dichas imágenes borrosas.

Charlie Pellerin, era el líder del equipo de la NASA que construyó el telescopio, junto con la empresa Perkin Elmer que desarrolló el espejo principal de dicho dispositivo. Ambas partes, a diferencia del director del Centro de Naves Espaciales Tripuladas y el presidente Kennedy, no lograron establecer una buena comunicación.

En un documental Pellerin reconoce que presionaba de más a los contratistas y esto provocó que le dejaran de contar cosas para evitar que se disgustará. Este fue el motivo por el cual Perkin Elmer no le avisó a Pellerin de que no realizarían la prueba final que requería el espejo, una prueba que de haber realizado muy probablemente hubiera detectado el error que se descubrió hasta que el telescopio ya se encontraba en el espacio.

Una gran cantidad de proyectos que fallan se debe principalmente a una mala comunicación. Asumir que la comunicación se dará de forma natural y orgánica es un error, no todas las personas tienen las mismas prioridades.

Si deseas atender la gestión de las comunicaciones como una prioridad en tus proyectos, lo cual te recomendamos, deberías trabajar en generar un ambiente de confianza en el que sea sencillo para todos los miembros de tu equipo expresar sus ideas e inquietudes, desarrolla un plan de comunicaciones y constantemente haz un alto en el camino para darte el tiempo de escuchar a todos.

Por cierto, si estás interesado en conocer más sobre Charlie Pellerin y el modelo de 4-Dimensiones que desarrolló para formar equipos de alto rendimiento a partir de su experiencia como líder del equipo que trabajó en el Telescopio Espacial Hubble, te invitamos al taller en la Ciudad de México: “Integra equipos como en la NASA”, más información haciendo clic aquí.

Referencias:

Wrike.com

National Geographic

ElPaís.com

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