Cada cierto tiempo en el mundo de los negocios surgen prácticas y conceptos que pretenden cambiarlo todo: quien no los adopte no sobrevivirá. ¿Es la transformación digital una de esas modas de las cuales todos hablan pero que en pocos años nadie recordará?

Lo primero que debemos preguntarnos es qué entendemos por transformación digital. Tengo la impresión de que para muchos significa adoptar el máximo de tecnología digital. Por ejemplo, hace poco escuché un comercial que invitaba a comenzar la transformación digital de una empresa comprando un software de gestión contable administrativa. ¿Les parece que esto es una transformación? A mí me parece más bien una optimización de un proceso ya existente.

Si bien no existe una definición oficial de Transformación Digital pienso que el énfasis está en la palabra Transformación:  la organización que se transforme no solo incorpora algunas prácticas o metodologías, sino que cambia sustancialmente, ya no es la misma que antes.

¿Pero, por qué debemos transformarnos si somos el líder de mercado, si somos exitosos y “siempre lo hemos hecho así”? Posiblemente así pensaron Kodak, Blockbuster, Sears y tantos más. Estaban en su zona de confort y ya no están…

El origen del problema radica en que el continuo y acelerado desarrollo tecnológico genera oportunidades para proponer soluciones nuevas y disruptivas y que tienen un alto impacto en sus usuarios. ¿Nos habíamos podido imaginar que podíamos escuchar la música que quisiéramos cuando quisiéramos sin tener que comprar antes un disco? Pero ahora que tenemos la solución, ¿volveríamos atrás? ¿Estaríamos dispuestos a tener que ir a un vídeo club a arrendar la película que queremos ver en vez de seleccionarla con nuestro control remoto? ¿O a esperar un proceso de revelado para poder ver las fotos que tomamos?

Hasta el momento los grandes innovadores han sido empresas emergentes, altamente flexibles, con un estilo organizacional relacional, con una alta orientación al cliente. En general son empresas jóvenes, compuestas por personas motivadas y empoderadas con un propósito de hacer mejor al mundo. Esta nueva manera de entender una empresa está siendo abordado por modelos como la Agilidad de Negocios (Ref. 1 y 2) y Management 3.0 (Ref. 3).

¿Puede una empresa exitosa de hoy transformarse? No es fácil salir del modelo tradicional de las grandes organizaciones jerárquicas, llenas de procesos rígidos que dificultan la creatividad y la innovación, que castigan el error. El problema principal es que precisamente quienes lideraron el éxito pasado de la organización pueden constituirse en el principal obstáculo. Para el ser humano el cambio es muy difícil, casi imposible cuando la forma de comportarme nos ha traído éxito y satisfacción. Cambiar una organización es aún más complejo. Sin embargo, quien no se transforme puede tener sus días contados…

¿Conocen casos de empresas tradicionales que hayan logrado esta transformación? Los invito a compartirlos en el blog.

Si bien la transformación cultural es esencial, una transformación digital también debe estar guiada por una estrategia. Sobre este tema un aporte significativo lo encontramos en David L. Rogers (Ref. 4) que indica que la estrategia de la transformación digital se sustenta en 4 dimensiones:

• Clientes. Antiguamente las empresas se comunicaban unidireccionalmente con los clientes, era un mercado de masas. Hoy tenemos clientes en red, que interactúan e influyen entre sí. Por ejemplo, antes de arrendar un apartamento en Airbnb nos fijamos en las referencias. Aparecen los influencers en las redes sociales. Por ello, Rogers plantea que una estrategia de Transformación Digital debe “aprovechar las redes de clientes”.
• Competencia. Nuestros competidores ya no están necesariamente en nuestro mercado, nuestra fortaleza no está en ser dueños de los activos, como sabemos Airbnb es la principal empresa hotelera del mundo y no tiene ningún hotel, así como Uber es la principal empresa de transporte y no tiene ningún auto. Rogers nos invita a “construir plataformas, no solo productos”.
• Información. Los datos son generados en todas partes, y ya no es solo información estructurada. Nuestro desafío es convertir los datos en información de valor: “convertir datos en activos”. Por ejemplo, The Weather Channel utiliza la información sobre el clima para ayudar a las compañías a determinar en qué momento lanzar la publicidad de productos estacionales, o para que compañías de seguro alerten a sus clientes de riesgos climáticos como nieve o granizo.
• Innovación: Debemos generar una cultura de innovación, basada en la experimentación, donde aceptemos el fracaso como parte del proceso de aprendizaje. Enamorarnos del problema y no de la solución. “Innovar por rápida experimentación”.
• Valor: Ya no podemos concebir que nuestra propuesta de valor es estática, esta debe estar continuamente evolucionando según evolucionan las necesidades de nuestros clientes y las posibilidades que nos otorga la tecnología. Debemos continuamente “adaptar nuestra propuesta de valor”.

Vivimos en un mundo apasionante y desafiante. Lo único que está claro es que no podemos quedarnos donde estamos. Tenemos que estar constantemente evolucionando. Si lo hacemos, podemos o no tener éxito, pero si no lo hacemos solo tenemos una opción: desaparecer del mercado, tarde o temprano.

Los invito a profundizar estos temas en nuestro próximo Webinar Proyectum del 6 de Marzo, es gratuito y puedes registrarte aquí. Mientras tanto, sigamos esta conversación en nuestro blog.

Referencias

1. Valdés Garciatorres, Jorge, “Agilidad de Negocios: Hacia un nuevo paradigma” Proyectum Webinars, Enero 2019.
2. Leybourn, Evan “Los dominios de la agilidad de negocios” versión en español por Jorge Valdés Garciatorres, Mayo 2018.
3. Apelo, Jurgen “Management 3.0 Leading Agile Developers, Developing Agile Leaders“ (Addison-Wesley Signature Series) Diciembre 2010
4. Rogers, David “The Digital Transformation Playbook” (Columbia University Press), 2016

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