El andamiaje del liderazgo: Probemos este modelo mental
Por: Leandro Herrero, MD
Traducido y adaptado por: Jorge Valdés Garciatorres, MDO, PMP
El liderazgo se puede enseñar, por supuesto, pero no de la misma manera que se enseña a conducir un coche o a cocinar un risotto.
Me gusta el término andamiaje del liderazgo. Significa que se proporcionan las herramientas y los modelos para practicar el liderazgo, y para mejorar en él, con algún tipo de sistema de apoyo y red de seguridad.
La gente no puede hacerlo por ti. El liderazgo es una práctica. El desarrollo del liderazgo no necesita ni más ni menos que un andamiaje de liderazgo.
La enseñanza, la lectura, la observación de modelos de conducta, la retroalimentación de 360 grados exagerada, la evaluación, los ejercicios de simulación, la creación de equipos asociados y el discurso motivacional, forman parte de ese andamiaje. Pero sólo tú estás arriba del andamio moviéndote.
El andamiaje del liderazgo es difícil porque no es universal. Tiene que adaptarse al individuo, o al grupo en el caso del liderazgo colectivo. Cuando se trata de liderazgo, algunas personas reaccionan bien a las analogías deportivas, otras las odian. Algunos absorberán la lectura inspiradora, otros la desecharán. Algunos necesitarán y acogerán con agrado conjuntos de herramientas específicas y de instrucciones, mientras que a otros no les gustarán los modelos estándar. Y, sin embargo, todas estas piezas tienen un papel.
Mi posición personal es que el liderazgo (desarrollo, mejora, andamiaje) debe ser adaptado desde cero todo el tiempo. En los últimos meses, he elaborado un plan completo para uno de mis mejores clientes. Me encontré escudriñando todo lo que sabía sobre el cliente y sus necesidades a mediano plazo para impulsar el siguiente nivel de posibilidades. También me encontré descartando muchos temas muy razonables en favor de lo que sería único para el cliente. Cuando terminé mis rondas de investigación, reflexión y pensamiento, había construido un plan que, sobre el papel, sólo ese cliente podía entender.
Había algo puro en la intransferibilidad del plan. Al fin y al cabo, el andamiaje estaba hecho a la medida de su edificio único. Fuera de ese contexto, no significaba nada. Por cierto, lo disfruté enormemente, pero también fue bastante más cansado de lo que pensaba, aunque sobre el papel pareciera poco pretencioso.
Supongo que se puede decir lo mismo del coaching. El coaching también es una forma de andamiaje humano. Por cierto, algo que no hago, a pesar de que todo el mundo supone lo contrario dada mi formación psiquiátrica.
Te sugiero que la próxima vez que pienses en el desarrollo de tu equipo, pienses en “andamiarlo”. Es posible que este marco en sí mismo pueda desencadenar un montón de nuevas ideas.
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